Las primeras terrazas que ocuparon la calzada en Barcelona vieron la luz tras el confinamiento de cerca de tres meses para evitar el contagio masivo del covid la idea y la forma fueron claramente provisionales: una medida para paliar los efectos del cierre en la restauración y contrarrestar los efectos de la restricción de plazas en los interiores de los locales. Casi dos años después y con la pandemia prácticamente controlada muchas de estas terrazas ampliadas y nuevas en las calzadas se consolidan y dignifican para generar un espacio relajante y acogedor. En este sentido, Barcelona apuesta por las terrazas en calzada y eso la convierte en la primera ciudad que promueve este tipo de proyectos que recuperan la calzada para usos ciudadanos. Y ya diferentes ciudades europeas están interesadas en este proceso que está liderando Barcelona.
Aquellos restaurantes que así lo deseen podrán convertir estas concesiones de provisionales a definitivas gracias a un acuerdo entre el Gremio de la Restauración y el Ayuntamiento de Barcelona. En su momento se concedieron hasta 3.500 ampliaciones de terraza, aunque las que se prevé que se mantendrán serán menos de la mitad. Las terrazas que estén ubicadas en la calzada tendrán que instalar una plataforma que tendrá que cumplir criterios de funcionalidad y estéticos para lo que se han generado hasta cuatro modelos diferenciados con módulos intercambiables y personalizables para cada establecimiento.
“Naturalizar” las terrazas
Esto implicará sustituir los actuales bloques de hormigón y pilones amarillos por plataformas de madera que genera otro tipo de espacio más cálido y confortable que eliminan los desniveles entre aceras y asfalto y que integran esta nueva realidad en el entorno urbano. El objetivo era “naturalizar” el espacio con el uso de jardineras y maderas. Los diferentes modelos incluyen jardineras homologadas que generan una separación con el tráfico, está prohibido instalar paraviento y cuentan con piezas para realizar una transición entre acera, barandillas y jardineras todo realizado con madera. Actualmente, existen tres prototipos ya instalados en tres calles de Barcelona: Casp, Simancas y Muntaner con Diputació.
La propuesta cuenta con un sistema modular personalizable y ajustable a las necesidades de cada restaurante y que ha tenido en cuenta parámetros de accesibilidad. La madera contribuye al objetivo es generar un espacio que transmita amplitud y calidez que también crea la organización prevista para las terrazas. Además, la madera conquista el asfalto y, junto con la jardinera, genera un límite con la ciudad para crear un ambiente íntimo, relajado y acogedor.
La madera, de pino rojo, es reutilizable, reciclable y biodegradable y procedente de bosques de proximidad gestionados de forma sostenible y certificados con el sello ecológico FSC. La madera ha sido tratada en autoclave para evitar deslizamientos, para protegerlo de insectos y xilófagos y de la exposición permanente al agua y ha recibido un tratamiento protector para su color.
En el diseño del proyecto de las terrazas han intervenido arquitectos tan reconocidos como Vicente Guallart y Daniel Ibáñez expertos en bio ciudades y urbanismo sostenible que trabaja con materiales renovables y con el objetivo de generar una huella de carbono cero. Desde Alberch, hemos aportado nuestra experiencia en proyectos civiles y en suministro, elaboración y tratamiento de madera sostenible -con sello FSC- en proyectos como la Rambla de Mar de Barcelona y el Velódromo de Horta. Para este proyecto hemos colaborado con Hortalia, una empresa con experiencia en jardinería y huertos urbanos, y con el IAAC (Institut d’Arquitectura Avançada de Catalunya) que ha gestionado la parte del diseño.
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